Vivo en una sociedad marica, la “sensibilidad”, su sentido, ha sido pervertida y su compost lleno de gusanos pide y reclama orgullo. Orgullo de ser, orgullo de la falta de virilidad o de una contra natura. El hombre moderno desprecia la virilidad y el conocimiento. Esta en boga lo afeminado, la superficialidad, lo banal.
Vivo en una sociedad marica, y orgullosa de serlo, una sociedad que no aguantaría un mínimo pulso de la naturaleza si nos enfrentara a la supervivencia. Una guerra sería lo más parecido a una selección natural, sólo lo fuerte prevalecería a tanta decadencia.
Vivo en una sociedad de la que siento vergüenza ajena.
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