lunes, 14 de septiembre de 2015

La cultura amarillenta

La sacralización de mitos como la cultura china hace estragos y crea hemorragias cerebrales cuando es expuesta a la realidad actual. Estos, aparentemente, simpáticos orientales pueden presumir de una cultura que ya no es tal, a no ser que aceptemos la sumisión como su símil, y del adjetivo milenaria que más bien se podría sustituir por amarillenta.

Sí, en efecto, aquí estamos de nuevo haciendo amigos, pero como decía Miguel de Unamuno: “Primero la verdad que la paz”.

Los chinos son un ejemplo armonioso de suciedad extrema y capacidad de acomodación. Creo que a ninguna gastronomía se le ha dedicado más chistes y rumores basados en la suciedad, la asquerosidad y la crueldad extrema a todo lo vivo… y parece que fundamento no falta.

Y después de lo dicho, cabe decir que su cocina es aún así lo más respetable de su aportación actual al desarrollo del ser humano. Dice un viejo chascarrillo “¿Qué pasaría si todos los chinos se pusieran de acuerdo y saltaran a la vez?” Pues yo espero que la naturaleza, en su profunda sapiencia, tuviera a bien concederse una licencia en lo que a la Ley de la Gravedad se refiere.



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