¡Qué fácil es perder la costumbre! La costumbre del sacrificio, del esfuerzo, del estudio, del ejercicio, del trabajo, de lo arduo, de lo constante ¡que fácil es!
Si no fuera por las promesas, las propias y las ajenas, sería difícil que mañana me levantara de la cama. Si no fuera por ese remordimiento, por esa auto-disciplina, por esa exigencia a la persona que eres o quieres ser, perdería la costumbre de acostumbrarme.
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