He perdido toda la fe en la humanidad. Empíricamente, la especie humana ha demostrado ser un error, una anomalía, un defecto natural en el pasado, en el presente y, con toda seguridad, en el futuro. En su favor, algunos pocos de sus miembros han demostrado una brillantez increíble eclipsada por la gran masa de individuos prescindibles, cuando no indeseables.
La realidad colapsa cualquier esperanza. Sólo queda ayudar a la evolución del resto de seres, vegetales y animales, con el fin de dejar en el mejor punto de partida a la vida y sus posibilidades una vez que nosotros hayamos dejado de existir, de molestar, de interferir.
Plantar un árbol se convierte así en una inversión noble de fututo. Tener un hijo es poco menos que abonar con estiércol un campo de estiércol y defecar de paso.
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