domingo, 19 de abril de 2015

Déjame decirte

Déjame decirte que ya no creo en nada
y que mi revolución sólo lleva tu nombre.
Vi mis ideas desvanecerse
como una torre de naipes.

Todas esas caras, promesas y sueños
eran tan sólidos como agua en el desierto.
Queda la experiencia, queda la lección,
las raíces enraizadas a la sinrazón.

Mi cordura ya no admite más sermones,
la madurez mató al predicador.
Lo diferente también crea clones
y en lo normal quizás este el yo.



Déjame decirte que tú eres mi ideal,
la única ideología a la que soy leal.
Déjame decirte que todo lo demás
me importa nada si tu no estás.

Se me ha helado la bondad,
se congeló en una noche de verano.
Ya no aspiro a nada grande
prefiero lo enormemente pequeño.

Odio la filosofía de sobres de azúcar
y los consejos vitales en los perfiles.
Son signos claro de seres débiles,
son la evidencia del desequilibrio.

Las palabras salen sucias y vacías
forman frases que manchan el silencio.
Ya sólo tengo tiempo, sólo tengo sentidos,
y versos derretidos, para ti.

Déjame decirte que tú eres mi ideal,
la única ideología a la que soy leal.
Déjame decirte que todo lo demás
me importa nada si tu no estás.

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