Me gustan las noches, y si son lluviosas mucho más. Me llena de paz el silencio o el sonido del chisporretear de las gotas, me incitan a la contemplación, a la lectura o a unir letras como ahora mismo.
Amo la noche, pero siento nostalgia de estrellas en las ciudades tan luminosas como humanamente sombrías. Siento el deseo melancólico de la orilla del mar o del paseo entre pueblos de piedra o bosques a la luna llena.
De un tiempo a esta parte, también venero a los buhos.
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