domingo, 18 de enero de 2015

Camino


Camino, y cada paso es un deseo sometido,
divino, error multiplicado resultado dividido
vecino, lejano de la virtud y comedido
atino, bajo ruedas de fortuna o de molino.

Todo para decir que las arrugas del alma
avanzan como ágiles tortugas sin calma,
comiéndose las verdes hojas de la esperanza
y atrapan en su boca las nubes blancas.

No hay memoria para recordar miles de nombres
sin ganas, ni motivos, que bastan o sobren.
Todos en su momento imprescindibles, de renombre,
Aspirantes a oro, plata, a noble cobre.

Al calor del invierno, al hielo del estío,
dime si sabes qué es lo mío.
A la flor del otoño, hojas secas de abril,
dime si quieres seguirme a mí.

Huellas blancas sobre suelo de pizarra soy,
Como centella de tormenta repentina voy.
Sin mapas, rutas o planes que validen hoy
dejad que el viaje decida sin convoy.

Yo hago fotografías con el diafragma del corazón
Sin calcular velocidad, luz u obturador.
A veces olvido sitios, o recuerdo peor
y otras invento pasados, una visita anterior.

Pretendo en mi camino no ser turista albardero
ni bache, piedra, ni mucho menos un letrero
que quiera dirigir hacia destinos hueros.
Yo sólo me conformo con el honor de ser viajero.

Al calor del invierno, al hielo del estío,
dime si sabes qué es lo mío.
A la flor del otoño, hojas secas de abril,
dime si quieres seguirme a mí.

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