domingo, 26 de octubre de 2014

Último superviviente

"Último superviviente" es la cuarta publicación de Iber Strasser. En esta ocasión los textos giran alrededor de alguien roto, invadido y acorralado por una realidad que amenaza su identidad. Son retazos de controversia entre el nihilismo o darse a una batalla perdida, sólo por honor.




Materia oscura

Respiro oscuridad material y pienso en siderales razones
para seguir vivo y no volverme loco, y no acabar roto.

Maldigo la casualidad que nos trajo aquí,
si hubo causa o no ya no importa, rota caja de Pandora.

Me quiero elevar tan alto y tan lejos para verlo todo y nada,
y me importe más nada algo tan pequeño y falso a la vez.


Ébola

Los resquicios de Esparta se revuelven,
la vieja Europa se tambalea sin cariátides
que la sujete, sin república ni sabios
que la gobiernen, es tierra seca en humedal.

La huella que la pisa es sucia, inferior.
En su sangre, en su aliento, en su saliva…
trae su plaga, a su imagen y semejanza,
sin control, devastadora, avanza y mata.

Ébola dulce nombre de pandemia
nos regala una dura muerte merecida.
Ébola en Barcelona, Ébola en Lavapiés
Castigo que ya no diferencia piel.

Puertas abiertas a todos y a todo,
a todos y a todo, nadie sin su Ébola.
Ninguna enfermedad debe ser ilegal.
Todos por un Ébola multicultural.


Mi alarma


Cristales rotos… eso es todo lo que quedó, una ideología fragmentada en cuyos añicos y a no podía reflejarse nada, lo cual era una ventaja bien pensado.

Hubo un intento, aún así, de recomponer todo ese puzzle de vidrios, toda esa luna sin noche. De aquello conservo estas cicatrices en mis manos y mi antiguo uniforme de pensamiento teñido de color amapola.

Está bien así, es mi alarma, el recuerdo para no volver a transitar por caminos hechos de alambradas y cuchillas, sin remedio… sin solución.


Identidad

No es algo eterno aunque quisiera. Se va perdiendo toda la esencia, el contenido y el significado si diluyes tu identidad.

Todo se mezcla y se confunde. La infamia se propaga y se difunde. Ahora es utopía lo que era real. ¡Defenderé mi identidad!

Soy un reducto firme pero sitiado, un muro que se muestra infranqueable, un baluarte físico y mental. ¡Defenderé mi identidad!


Deslizándose

Desde hace algún tiempo me doy cuenta que la juventud
se marchó, que no volverá y que yo no soy yo ni tú eres tú.
En nuestras cabezas, esas ideas eternas no lo eran tanto
y tonto sería decir lo contrario, veía paraísos en los antros.

La nieve se vuelve eterna en mi rostro, con surcos angostos.
Y ya no espero el verano, ni sus noches locas de agosto.
El tiempo entre mis dedos se desliza como arena.
No sé por qué siento nostalgia, deseo y pena.

Demasiado joven para dejar de empujar por todo,
demasiado viejo para creer que vale de algo.
Al final todo es solamente ilusión de vivir,
y vivir por esa ilusión da el sentido de hacerlo.

Se deslizan uno a uno los días del calendario.
Se derraman una a una las horas del reloj.
Se disipan los años difuminados en mi memoria,
y aún creo que lo mejor está por llegar.

Sigo emocionándome con una buena canción,
apreciando con pereza la belleza natural.
Ando aún en mil asuntos y proyectos y locuras
pero algo dice dentro que todo tiende a ser lento.

Ya no queda nada ni nadie de los que fuimos
ahora los parques quedaron para sus niños.
Recuerdos, sólo recuerdos amontonados
algunos malos, algunos buenos.

En estas horas bajas en que contemplo
medito filosofías de alta gama o rastrillo.
Demasiado joven para dejarme arrastrar,
demasiado viejo para empezar a cambiar.

Se deslizan uno a uno los días del calendario.
Se derraman una a una las horas del reloj.
Se disipan los años difuminados en mi memoria,
y aún creo que lo mejor está por llegar.



Yo

Yo era un ácrata feroz, ahora soy el último patriota…



Vida real

Tengo una vida real
Que gasto virtualmente.
Tengo una vida virtual
que gasto realmente.

Me expongo,
me exhibo
y me hago cada vez
más y más vulnerable.

Soy como una fruta
de escaparate,
como una puta de polígono.
Siembro recompensas, vanidad.

Tengo una vida real
que gasto virtualmente.
Tengo una vida virtual
que gasto realmente.

Vendo mi intimidad.
Mi vida es la mercancía.
Creo una apariencia,
Tejo la red que me atrapa.

Ofrezco cada instante
al dios binario.
Mosca y araña
en la red social.

Tengo una vida real
que gasto virtualmente.
Tengo una vida virtual
que gasto realmente.


¡Invasión!

No nos invade la ética ni la moral,
no nos invade una riqueza cultural
no es de ideas elevadas la invasión,
no nos invade la evolución.

Nos invade la miseria y la insolidaridad,
nos invade la estulticia y falta de respeto,
nos aplican expolio y desintegración,
nos invade al fin y al cabo la degradación.

Sin identidad, sin valores y…
sin posibilidad de reacción (sin levantar las consignas del prejuicio).
No es necesario explicarlo, no se puede ocultar más,
baja a los barrios obreros donde tu ideal es cristal.

Baja a los barrios obreros y romperán tus ventanas,
No podrás dormir, ni tan siquiera respirar.
Tú me hablas con discursos gastados y falsos.
Baja a los barrios obreros y vive la invasión.


Camino

Camino, y cada paso es un deseo sometido,
divino, error multiplicado resultado dividido
vecino, lejano de la virtud y comedido
atino, bajo ruedas de fortuna o de molino.

Todo para decir que las arrugas del alma
avanzan como ágiles tortugas sin calma,
comiéndose las verdes hojas de la esperanza
y atrapan en su boca las nubes blancas.

No hay memoria para recordar miles de nombres
sin ganas, ni motivos, que bastan o sobren.
Todos en su momento imprescindibles, de renombre,
Aspirantes a oro, plata, a noble cobre.

Al calor del invierno, al hielo del estío,
dime si sabes qué es lo mío.
A la flor del otoño, hojas secas de abril,
dime si quieres seguirme a mí.

Huellas blancas sobre suelo de pizarra soy,
Como centella de tormenta repentina voy.
Sin mapas, rutas o planes que validen hoy
dejad que el viaje decida sin convoy.

Yo hago fotografías con el diafragma del corazón
Sin calcular velocidad, luz u obturador.
A veces olvido sitios, o recuerdo peor
y otras invento pasados, una visita anterior.

Pretendo en mi camino no ser turista albardero
ni bache, piedra, ni mucho menos un letrero
que quiera dirigir hacia destinos hueros.
Yo sólo me conformo con el honor de ser viajero.

Al calor del invierno, al hielo del estío,
dime si sabes qué es lo mío.
A la flor del otoño, hojas secas de abril,
dime si quieres seguirme a mí.


En nada

No voy a regalarte los oídos, no soy un adulador.
No voy a venderte la moto, a utilizar palabras vacías
que no significan nada para mí,
o consignas bonitas que no siento.

Porque yo no creo en nada, no creo en casi nada,
lo hice una vez, y repetí otras mil…
pero desesperé mi esperanza.
Soy un escéptico de la bondad humana.

No voy a predicarte, sólo diré lo que pienso
sin buscar tu aprobación, ni tampoco tu desprecio.
Más allá de lo formal o revolucionariamente correcto,
De los eslogan manidos que no me nacen dentro.

Veo amenazas en los discursos suaves y discretos,
a veces caricias en letras escritas con mano de hierro.
Porque haga lo que haga, nunca será correcto.
Buscadores de certezas yo admito lo imperfecto.

Yo no creo en nada, ¿puedo hacerlo en ti?
Yo no creo en nada, a veces siquiera en mí
Yo no creo en nada, ¿puedo hacerlo en ti?
Yo no creo en nada, a veces siquiera en mí

No me ates etiquetas, no me apliques ningún credo,
No me hables del pasado, que debo pensar o pienso.
Yo sólo hago esto porque quiero,
no debo explicaciones, ni las pido o concedo.

Tan sólo una mota de polvo vanidoso y cretino
Considera ser el todo siendo sólo lo mínimo.
Dime ¿cómo somos de grandes desde el espacio?
Dime ¿si el tiempo que gastamos es lacio?

Si acaso merece la pena pensar más allá
Si sólo quiero sentir este preciso momento
Sin más aspiraciones verter mi sentimiento
Que me ametralla menos con lo que digo que con lo que calla.

Es aire, es aire lo que sale mezclado
Con sangre por mis arterias, rabia apagada.
¿Dónde irán sino mis palabras incendiadas?
Lejos del concepto de lo bueno o de lo malo.

Yo no creo en nada, ¿puedo hacerlo en ti?
Yo no creo en nada, a veces siquiera en mí
Yo no creo en nada, ¿puedo hacerlo en ti?
Yo no creo en nada, a veces siquiera en mí


No la apagues

No la apagues, no lo hagas…
Es inútil, volverás a encenderla.
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela,
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela.

De nada sirve cambiar de canal
Sigues recibiendo la misma señal
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela,
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela.

Son radiaciones negativas para tu mente,
Es ponzoña que envenena tu interior
Es la roña que pudre tu mente
Escupiendo el mensaje dominantemente dominador.

Sólo destrúyela, Sólo destrúyela,
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela.
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela,
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela.

Siempre condicionando, ofreciendo modelos, conductas,
Necesidades y eslabones nuevos,
De nada sirve desconectarla
Destruye tu televisor.

Hazte un gran favor, ganarás tiempo,
Salud, criterio, incluso espacio.
Sabes que es cierto
Y coqueteas con la idea, hazlo.

Sólo destrúyela, Sólo destrúyela,
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela.
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela,
Sólo destrúyela, Sólo destrúyela.


Último superviviente

Hay un tumulto, una corriente
que avanza hacia el último superviviente
a la invasión, y soy yo
y soy yo.

No queda lugar donde esconderse,
la tierra me llama para abrazarme
después de que vacíe mi arma,
después de que saque su alma.

Vendería mi alma al diablo
por comprar más municiones.
Alojaré mi bendecida cuchilla
en mi mitad de sus malditas costillas.

¡Es el final!
¡Es la invasión!
¡Es el final!
¡Es la invasión!



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